domingo, 26 de enero de 2025

Y esto fue así hasta que descubrí una fotografía de Albert Camus con una gabardina de trinchera,

La gabardina de Albert Camus

Daba por supuesto que nunca llegaría a la altura del escritor, pero algo podría suceder si me compraba la misma vestimenta y fumaba Gitanes sin filtro como él


El escritor Albert Camus (1913-1960) en el periódico 'Combat'.
Rue des Archives (©Rene Saint P / Cordon Press)



Cuando soñaba que un día podría dedicarme a escribir creía que la verdadera imagen del escritor se correspondía con la que solía aparecer en la solapa de los libros, jersey cuello de cisne, una pipa y el puño en la mandíbula. Y esto fue así hasta que descubrí una fotografía de Albert Camus con una gabardina de trinchera, el cigarrillo entre los dedos y media sonrisa irónica colgada de los labios. Era una imagen de los tiempos en que Camus reinaba en el Café de Flore de París, amado por las mujeres. De hecho, esa gabardina se la regaló su amante María Casares porque era igual a la que usaba su admirado Humphrey Bogart. No había un tipo más seductor que este redactor jefe de Combat, periódico clandestino de la Resistencia, que vivía entre el peligro de ser capturado en el París ocupado por los nazis y el riesgo de haber apostado por un amor al borde del abismo. Una noche Camus y María Casares se encontraron en la calle con un control de la Gestapo. Él llevaba en el bolsillo el editorial que acababa de escribir para el periódico clandestino. Ante el inminente peligro le pasó el papel a su amante y esta se lo tragó antes de que les dieran el alto. Daba por supuesto que nunca llegaría a su altura, pero algo podría suceder si me compraba una gabardina blanca y fumaba cigarrillos Gitanes sin filtro como él y así lo hice. La pasión de Camus y María Casares aparece en las 865 cartas que se cruzaron, recién publicadas. La primera data de junio de 1944 y la última del 30 de diciembre de 1959, cinco días antes de la muerte del escritor en un accidente de coche. “Bueno. Última carta. Solo para decirte que llego el martes por carretera; subo con los Gallimard el lunes”. Susana Fortes se ha servido de esta correspondencia para escribir una historia, cuyo título, Solo un día más, expresa la forma en que estos amantes se devoraron mutuamente en el abismo del amor o de la muerte. Fue la muerte la que ganó la partida y a mí me ha devuelto el recuerdo de aquella gabardina blanca.

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Descubrí a Camus hace años, cuando llegó a mis manos una novela corta pero de las más extraordinarias que he leído. El Extranjero es una perla de la literatura del siglo XX, donde Camus fue capaz de transmitir las emociones de un personaje sin identidad y sin rumbo. Con la lectura de El Extranjero fui consciente de lo poderosa que es la literatura, capaz de entretejer una conexión única entre escritor y lector. Durante la pandemia leí La Peste y las sensaciones fueron poderosas pero no tan explícitas como con la primera. Quizás fue el momento, quizás fue que ya peino canas y cada vez cuesta más que algo te sorprenda de la misma manera. A pesar de todo, siempre que empiezo una nueva lectura lo hago con la necesidad de experimentar algo parecido a lo que sentí cuando leí El Extranjero.

Manuel Vicent nunca decepciona. Gracias, un domingo más.



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